martes, 16 de agosto de 2016

Una segona oportunitat - En chance til

Durante la intervención ante una denuncia por violencia doméstica, una pareja de policías descubren encerrado en un armario a un bebé en condiciones insalubres, cubierto de heces y suciedad. El bebé es hijo de un delincuente común, habitual del sistema penitenciario danés y de una mujer a la que obliga a prostituirse. 
Los policías representan las dos caras de la sociedad: la familia feliz y la familia rota. El uno tiene una mujer guapa, una espectacular casa junto al mar y una vida de revista. Mientras el otro ahoga sus frustraciones en alcohol y broncas, por su incapacidad a aceptar su separación, lo que le lleva a vivir en un apartamento sucio y oscuro, quien sabe si es por tener que pagar la pensión y no poder tener una casa mejor. Esto choca, ya que deben ganar lo mismo, pero el modo de vida es diamentralmente opuesto, vamos que se puede ser alcohólico, pero no vivir en un agujero.
La muerte del hijo del policía joven y guapo, Andreas, (Nikolaj Coster-Waldau alias Jamie Lannister), provoca un giro total en los acontecimientos. La madre del bebé enloquece, hasta el punto de amenazar con suicidarse si Andreas avisa a emergencias. La desazón es tal en Andreas que decide llevarse su hijo muerto y cambiarlo por el bebé de la pareja politoxicómana y delincuente de la primera escena.
Desde ese momento, la película se dispersa en diversas tramas, cosa que provoca que pierda coherencia, ritmo y sentido. A esto ayuda que el director, el guionista o el montador haya/n decidido que cada hecho relevante sea como un disparo, así de repente, sin introducción, ni explicaciones aparentes. Creo que ese desequilibrio entre escenas contemplativas y reflexivas y esos vertiginosos impactos, no favorecen la narración, más bien crean confusión.
La vida de los personajes cambia drásticamente, de todos, demasiado para un intervalo tan corto de tiempo, apenas una semana.
A pesar de lo trágico de todo: desatención infantil, desesperación vital, alcoholismo, drogadicción, robo de bebés, abandono del hijo muerto, el simulacro de un secuestro para evitar una acusación de homicidio por desatención del bebé por los toxicómanos... la película te deja bastante frío, no invita a la reflexión. No sé si solo querían explicar un drama, ya que hay para montar un culebrón, de los que acaban rellenando la parrilla televisiva de las sobremesas, o sí querían explicar alguna cosa más, no ha sabido como.
La curiosidad, escuchar al Jamie Lannister hablar en danés.

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