martes, 29 de marzo de 2016

El hijo de Saúl

El sábado vi El hijo de Saúl, película que se ha llevado algunos premios (Cannes y Oscar, entre otros) y que está ambientada en un campo de exterminio nazi en Polonia, en los momentos en que se está aplicando en su máxima expresión la Solución Final.
Uno de los prisioneros que forma parte de los comandos de prisioneros que se encargan de las tareas sucias dentro del campo, observa que tras gasear a un grupo de judíos, sobrevive un niño, al que acaba asesinando uno de los médicos encargados del campo, alemán.
A partir de ese momento, Saúl decide que ha de enterrar a ese niño y evitar que sea incinerado como el resto de cadáveres, pero que lo ha de hacer siguiendo el rito judío, con lo que inicia una doble carrera: por un lado sacar el cuerpo de la enfermería, puesto que le quieren hacer la autopsia, para averiguar el porqué de su resistencia al gas; y por otro lado, encontrar a un rabino dispuesto a celebrar el rito judío para su entierro en tierra y no acabar como el resto, incinerado y sus cenizas lanzadas a un río.
La película te deja con sensaciones encontradas, por un lado, el ambiente agobiante, depresivo y repulsivo del campo y la vida de sus confinados y por otro, la obsesión de Saúl por enterrar al niño, es tal la obsesión que en más de una ocasión dice que es su hijo, como si fuera la manera de justificar todas sus acciones. La obsesión es tal que pone su seguridad y la de los miembros del sonderkommando en el que está destinado, que tienen prevista su fuga ante su inminente ejecución.
La sensación de agobio se acrecienta por cómo está rodada la película. El primer plano del protagonista es permanente, para hacernos ver el campo desde su perspectiva, pero con el fondo difuminado, para que la crueldad solo se intuya y no caer en el recurso fácil de la casquería que tanto abunda en las noticias de las empresas de comunicación (me niego a llamar medios a Atresmedia y Mediaset). Su expresión, permanente casi inamovible durante toda la película, hace que ese desasosiego, la paranoia te sean más perceptibles. Sus decisiones llegan casi a lo suicida, en una escena es capaz de dejarse ejecutar de un tiro y acabar en una fosa común quemada con lanzallamas, solo por encontrar un rabino.
Tengo la sensación de que el protagonista reacciona así por que está viendo su futuro, a pesar de hacer el trabajo sucio, ve que está abocado a acabar como aquellos a los que conduce al matadero, el entierro ritual del niño es la manera de evadirse de ese destino, es la manera de seguir en pie un día más.
Lo que cojea del guión o de la historia, es la facilidad como Saúl va moviéndose por el campo, sobre todo por lugares sensibles como los hornos, las cámaras de gas, la enfermería... es poco creíble.
Otra deficiencia que he encontrado, no atribuible a la película, sino al "subtitulador" es que muchos de los diálogos de fondo, casi todos en alemán, no los han traducido, aunque fueran muy repetitivos.
Quizás le falte algo de ritmo, hay momento en que esa expresión hierática permanente del protagonista puede desquiciar, como lo pueden hacer sus decisiones, para nada lógicas desde la perspectiva del espectador.
La película se deja ver y tiene ese fondo de reflexión, meritorio siendo una película húngara viendo el percal que se vende por esos lares en estos tiempos, con Orban y compañía.

¿Por qué?

De cine sé lo justo. Entre poco y casi nada, pero como con internet y los blogs cualquiera escribe de lo que le da la gana, pues, hala, yo voy a escribir de la pelis que veo.
El título del blog tiene una triple referencia:
  1. La canción de Parálisis Permanente
  2. El cine Texas, que es al que voy a ver pelis en versión original de reestreno a tres euros.
  3. Y, enlazado con la primera, La matanza de Texas. Peli, que por cierto, no he visto.
Así que este no va a ser un blog de estrenos ni nada por el estilo. Ni de periodicidad semanal, dependerá de la cartelera (solo hay cuatro salas, voy al horario de las 6 y rotan lo justo) y del tiempo, que como haga bueno, intentaré huir de la ciudad cuantas veces pueda.