jueves, 30 de agosto de 2018

Ballant la vida

Ballant la vida es una agria comedia sobre el comienzo del ocaso de la vida en la que se cruzan las vidas de dos hermanas, diametralmente opuestas, y un manitas que tiene a su mujer internada en un hospital con un avanzado Alzheimer.
Una de las hermanas está casada con un importante funcionario que será nombrado Sir, lo cuál la llena de orgullo ya que podrá lucir el Lady allá donde vaya. Pero durante la celebración de la condecoración del marido, ésta le descubre besando y manoseando a una de sus amigas, en la bodega de su casa.
La reacción es la de marcharse e ir a casa de su hermana, que vive en Londres, en un apartamento en un barrio populoso, diametralmente opuesto al mundanal ambiente de la campiña inglesa donde vivía.
La película transcurre entre la depresión de la hermana engañada y la joie de vivre de la hermana londinense. Ante la nula predisposición de mejora de su actitud, la hermana londinense intenta convencerla de que la acompañe a sus clases de baile, en la que se juntan un variopinto grupo de personajes, entre los que destaca el manitas.
La acción discurre por los caminos marcados y previstos, no hay margen para la sorpresa, la alegría que desprende una hermana va socavando los cimientos de la acritud de la otra hasta que consigue que vaya con ella a bailar. Para conseguirlo, recurre a viejas grabaciones donde bailaba y que le acaban provocando una añoranza sobre el tiempo pasado y los sueños abandonados.
La película funciona bien, en relación a los objetivos que se marca: un divertimento con ese par de gotas de amargura, que le da un toque de verosimilitud, no cayendo en el tópico de la felicidad infinita.
La película funciona por que tiene un buen plantel de actores, la mayoría curtidos como secundarios, en series de televisión (la mayoría de la BBC) y en los teatros.
Tiene un punto de nostalgia de los tiempos pasados, de la infancia, de cuando la vida todavía no te impone como has de vivir.
Creo que el guión estira la película artificialmente, sobre todo en la parte en la que van a Roma a participar en una Bienal artística y que está bastante cargada de topicazos. Pero en general es una película resultona.
Las interpretaciones están por encima del guión y no falta el humor ácido británico, en ocasiones excesivamente obvio, pero que consigue arrancar una buena sonrisa.
Yo, para ver lo que hace Bayona, prefiero perder el tiempo con películas así.