viernes, 14 de septiembre de 2018

El bon mestre

El bon mestre es una película del subgénero de profesor de barrio bien que acaba dando clases a un grupo de acelerados adolescentes que bien en una de las famosas banlieus que tanto salen en los noticiarios cuando hay un atentado yihadista o protestas e incendios de coches por el asesinato de alguno de sus habitantes por parte de la policía.
La película gira en la relación entre François, el profesor, y Seydou, un alumno rebelde. François ejerce en uno de los mejores institutos de París. Durante la presentación de un libro de su padre, un famoso escritor, hace un comentario sobre la educación y cuál sería la solución desde su punto de vista. Este comentario acaba en el ministerio, donde le acaban encargando que implemente su idea sobre el terreno. 
La historia es bastante típica y tópica: un profesor de barrio bien en un instituto de un barrio marginal; los profesores que llevan años en el instituto que recelan del nuevo; una clase llena de alumnos de todas las procedencias; unos alumnos rebeldes, folloneros que no hacen caso y se burlan del nuevo profesor; el profesor consigue abrir una pequeña grieta por la que socavar la rebeldía; alguna relación amorosa entre profesores, coqueteando con relaciones entre tres y un final bastante feliz con un regusto amargo.
La película se centra en exceso en lo que ocurre en el aula, que no deja de ser un reflejo del entorno, pero no sale del aula, no se introduce en el barrio para mostrar la realidad que rodea a esos jóvenes. No hay más que un par de secuencias, bastante tópica y tórpemente montadas, vamos un "vamos a poner algo que explicite lo chungo que es el barrio que sino no nos compran la peli".
Todo lo tocante a lo que ocurre en el aula está bastante bien, tiene su sentido, a pesar de ser bastante tópico. Supongo que la intención de la película es mandar un mensaje de esperanza, motivador, por lo que el desarrollo de la acción va en esa dirección, en la que a pesar de no tener una motivación, el nuevo profesor encuentra una vía para comenzar un progreso. Esa vía es la lectura de Los miserables de Victor Hugo.
Mantiene un tono eminentemente de comedia en el que se cuelan un par de notas discordantes, sin llegar a la categoría de drama.
Creo que es una película entretenida y correcta, con una buena dosis de humor blanco, vamos, sin mala leche, pero que se queda corta a la hora de tratar el tema de la educación y las dificultades en los barrios marginales parisinos, que podría trasladarse a cualquier gran urbe europeo.