lunes, 31 de octubre de 2016

Trumbo

¿Puedes acabar en la cárcel por tu forma de pensar en la "mayor democracia del mundo"?
La respuesta es Dalton Trumbo, digo sí.
La película nos muestra la vida del guionista de Vacaciones en Roma y Espartaco desde el inicio de las actividades del Comité de Actividades Antiamericanas que le llevó a prisión y a formar parte de las listas negras de Hollywood durante la Guerra Fría. Nos presenta todos los aspectos de su vida personal, profesional y política.
Se nos presenta a Trumbo como un hombre de carácter y profundas convicciones, un carácter que hace extensible a todas las facetas de su vida: tanto la personal, en la que llega a un punto de perder a su familia, por continuar esa lucha contra la lista negra, trabajando como negro; como la de luchador por aquello en lo que cree, que no es más que libertad de expresión y pensamiento, que en estos momentos se ven amenazada por la Guerra Fría y el pensamiento único como defensor de los valores democráticos.
La película muestra la implacable lucha y los arteros métodos del Comité de Actividades Antiamericanas para purgar de la industria del cine a toda la intelectualidad hostil a la nueva situación política mundial: todo aquel que no repudia a la Unión Soviética, es comunista, por lo tanto no tiene derecho a un trabajo en el que pueda explicar su opinión a la masa de la población norteamericana.
El tono de la película discurre en un justo equilibrio entre lo serio de la situación de fondo y lo cómico, irónico quizás, de la reacción de los encausados ante sus acusadores. Destaca la escena en qué Trumbo deja en evidencia a Wayne, al que todos llaman Duque, sobre la participación en la II Guerra Mundial de los que comparten esa escena. Mientras Wayne se dedicaba a la propaganda cinematográfica con sus películas sobre la contienda mundial, el resto, tanto de un bando como de otro, había pasado sus vicisitudes en los diversos frentes, ya como integrantes del ejército o como corresponsales de guerra, como el propio Trumbo.
El epílogo de la película es un discurso en la recogida de un premio, en el que, una vez ya rehabilitado, no busca la revancha contra aquellos que cedieron ante el Comité, sino que define aquella época como una época de derrota para todos, para los represaliados, para los colaboradores y, en definitiva, para la democracia.
Es una película correcta, en la que destaca más el fondo de lo que explica que la propia realización técnica de la película. Las interpretaciones son correctas, no desentonan, pero no son de las que no dejan indiferentes, destacan Bryan Cranston (Trumbo), Helen Mirren (Hedda Hopper) y Louis C. K. (Arlen Hird), mientras que Diane Lane (Cleo, mujer de Trumbo) está bastante tibia.
El ritmo es el correcto, creo que lo mejor de la película, no se hace larga a pesar de durar más de 120 minutos. El guión cumple la función de explicar la historia y dotarle de coherencia y no tener excesivas lagunas, pero siempre hay escenas que aparecen sin motivación alguna y sin solución de continuidad; por ejemplo, el momento en que la mujer de Trumbo le ve empastillándose de anfetaminas, se queda ahí, sin comentarios ni confesiones posteriores, vamos, que era prescindible, ya que su adición al tabaco y alcohol queda constatada en cada escena en la que está trabajando.
Me gusta el tono que le dan a los momentos de abatimiento, en el que los perdedores asumen su derrota pero se aferran al humor para seguir luchando y dando sentido a su lucha, como diciendo, no han vencido, pero no van a llevarse nuestras lágrimas como trofeo.
Destaca el poder de los medios de comunicación de aquella época sobre la sociedad y el uso político de estos. Son el cine, la radio, la prensa y, en menor medida, la incipiente televisión, los medios por los cuales se urde la campaña y se estigmatiza a los "enemigos" de la patria. Destaca el papel de Helen Mirren como Hidda Hopper, que es una antigua actriz que se convierte en periodista de cine y en activista pro-Comité, y como sus columnas en prensa y sus apariciones en noticiarios pueden poner en jaque a los grandes estudios, promoviendo el boicot a sus estrenos.

lunes, 17 de octubre de 2016

Capitán Kóblic

Parece que Ricardo Darín ya no es sinónimo de confianza a la hora de ir a ver una película. Si ver su nombre en el cartel de una película, aseguraba un cierto grado de calidad, de interés, queda en entredicho a partir de esta película.
La idea de la película es buena, un capitán de la armada argentina que carga con su pasado al participar, como piloto, en los "vuelos de la muerte", aquellos en los que se arrojaba desde un avión al mar, a los detenidos durante la dictadura argentina de los años 70 y 80, algo muy común de aquellas latitudes.
El resto, bastante lamentable, no hay nada, como nada en donde se encuentra escondido el personaje de Darín, como nada es el pueblo donde se desarrolla la acción, como nada es el guión, como una nada infinita que es la Pampa.
El problema es de guión, de como desarrollar la historia, dar profundidad a los personajes (solo en el de Darín y una pincelada en el de Inma Cuesta, que ya volveré a su papel), darle el ritmo necesario y coherente. Pero el guión, es un drama, la trama está hecha a tropezones, los personajes metidos con calzador (Inma Cuesta), las relaciones entre los personajes son brochazos, dados a lo bruto, burdamente, como quien tira un cubo de agua y te cae encima de repente.
El personaje de Darín llega de golpe a un pueblo perdido de la Pampa, huyendo de sus compañeros en los "vuelos de la muerte". En ese pueblo, aparecen los otros dos personajes que completan el elenco protagonista: un comisario corrupto y una joven que vive con un hombre mucho mayor que ella. En dos escenas sin sentido, de apenas unos segundos, se arma la trama: el comisario decide que hay que vigilarle, por que es extraño y de fuera, y se entera que es militar; y la joven se siente irresistiblemente atraída tras cobrarle una bombona de butano y en el segundo encuentro decide entregarse a una pasión desenfrenada, surrealista. Pues sí, así de ancho se quedó el guionista y por el tubo pasaron el productor, el director y el propio Darín. ¿Realmente se leyeron el guión? No lo creo.
Es la típica película de protagonista atormentado por un pasado del que huye, que tropieza con un malo y corrupto policía y con la chica guapa, y que todo acaba bien y con importante número de cadáveres, más malos que buenos.
Ahora vamos con Inma Cuesta, el papel existe por que hay que poner a una mujer en el reparto, por que es totalmente prescindible. Si hay que perseguir a Darín, pues con el policía corrupto sobra, que el detonador de la confrontación puede ser que Darín descubriese en qué está metido y que el policía investigue que hace aquí Darín.
Darín y Oscar Martínez, el policía, cumplen en su interpretación. Inma Cuesta, pues eso, de florero. El resto, bastante justito, como sin saber muy bien qué hacían y si sus personajes tienen sentido.
Los paisajes inmensos de la Pampa hacen que el ambiente sea de un vacío interminable, como vacío es el guión e interminable la película.


Por favor, no perdáis, no ya el dinero, sino el tiempo.