lunes, 4 de diciembre de 2017

El ciudadano ilustre

Siempre cuesta encontrar las primera palabras con las que empezar un texto. Esto puede servir de metáfora a la decisión del protagonista de El ciudadano ilustre de aceptar la invitación de su pueblo, del que huyó cuando tenía veinte años y que le llevó a ser premio Nobel de literatura, motivo por el cual recibe la invitación y el galardón de ser ciudadano ilustro de la población.
Daniel Mantovani, el protagonista, asume el ocaso de su carrera al recibir el mencionado premio. Éste supone la puntilla definitiva a su incapacidad creativa, que lleva arrastrando desde hace unos años. Esta incapacidad es la que le induce a rechazar centenares de invitaciones a eventos de lustre y postigo, a entrevistas, a clases magistrales, y, también a rechazar la invitación de su pueblo. Al final, rectifica su decisión y decide viajar a Salas, una población en medio de una vasta llanura lejos de Buenos Aires, justificándolo por el hecho de ser el evento menos protocolario y estandarizado que el resto.
A pesar de haber huido de Salas, esta población es de la que emana toda su creación literaria, es el cimiento sobre el que se asienta su obra literaria y, por ende, la consecución de tan preciado galardón.
El regreso es todo un choque para todo el mundo, tanto el escritor como para sus paisanos. El shock se produce ya desde el aeropuerto, cuando van a recogerlo y, a mitad de camino, revienta la rueda del desvencijado coche que lo transporta y han de pasar la noche en medio del campo; y se completa con la llegada al hotel, poco más que una pensión, en la que tienes que llamar a la recepción para poder tener aire acondicionado.
La película discurre entre momentos surrealistas, de puro humor negro, de absurdo constante, pero el fondo en el que transcurre, el escenario, que no es otro que Salas, un escenario trágico, pobre, oscuro.
La película es todo contradicciones y opuestos enfrentados constantemente: el político y el artista; el artista famoso y el artista (o intento) local frustrado; el escritor envejecido y el joven aspirante a escritor; la fama y el anonimato; el que huye y el que se queda; el traidor y el leal; el interés por el famoso y el desinterés por la cultura; la familia y el individuo.
Durante toda la película está presente la cuestión de las cosas tienen que ser como tienen que ser, no como podrían ser o como, por justicia (poética o no) deberían ser. Esto queda retratado en la participación de Mantovani como jurado en un concurso de pintura. En la selección de obras, se van eliminando algunas que, por motivos de practicidad, deberían ser, no solo finalistas, sino premiadas, entre ellas un retrato del Papa Juan Pablo II. En la entrega de premios, los finalistas son obras inicialmente descartadas, a lo que se añade, la ausencia de uno de los jurados, por motivos que, no siendo explicados, son evidentes.
A parte del papel de Mantovani, protagonista absoluto de la historia, destaca el de su amigo de la infancia, que encarna todos los rasgos de lo más reprobable de la sociedad: es un poco el cacique el puebol, es arrogante, maleducado, revanchista (hace hincapié en el hecho de haberse casado con la que fue novia de Mantovani), machista, violento, posesivo y un bufón. La actuación es brillante, hace que el personaje sea tan real como caricaturesco.
Es una película cíclica, una vuelta al pasado para seguir adelante. Esto se materializa en dos escenas en las que Mantovani es paseado, encima de un vehículo, por las calles del pueblo: la primera, al llegar, como el héroe que vuelve del frente, saludando y recibiendo los parabienes de la población; la segunda, es de noche, saliendo del pueblo, como el reo que va camino del patíbulo, sabiendo a ciencia cierta cual es su destino.
Esta visión cíclica se materializa en que la vuelta al origen es la que consigue que vuelva a escribir y a publicar.
Creo que tiene un par de personajes a los que podría haber explotado más, que, curiosamente, son dos mujeres: la que fue su novia de juventud y la hija de éste, que como él, está deseando huir de aquel miserable pueblo. 

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