Ken Loach es sinónimo de crítica social, de poner el dedo en la
llaga de aquello que debería ser un derecho para todo el mundo, pero que
por el contrario se ha convertido en un tortuoso camino, que en
ocasiones, lleva a un callejón sin salida.
Iba a hacer un
pequeño resumen de la historia, pero no es relevante, quiero decir que
no es una historia que guarde giros inesperados, sorpresas, aparezcan
personajes singulares que marquen la película. No, en eso Loach es
bastante atípico, no esconde nada, no es su intención. Al contrario, su
intención es ser claro y mostrar las cosas como son. La historia como
tal no es importante, es lo que muestra lo que importa, el mensaje no el
guión.
Ante tanta claridad, Loach es contundente, mordaz,
irónico e implacable. El inicio de la película es bastante elocuente:
un cuestionario entre un trabajador de la sanidad pública, de una
empresa a quien se le ha externalizado el servicio, y el protagonista,
sobre su capacidad. El cuestionario se hace en fundido en negro, con
solo las voces de los dos actores, como muestra de lo opaco que es el
sistema. La conversación deja en evidencia al sistema de salud y
servicios sociales británicos, ya que el evaluador es un trabajador y no
un médico, el cuestionario está lleno de preguntas irrelevantes sobre
la afección de Daniel.
Daniel pierde su
prestación, pero no puede trabajar, su médico se lo ha prohibido, dado
el riesgo de volver a sufrir un infarto. Mientras va a reclamar a la
oficina de prestaciones sociales (incapacidad y desempleo), ve como a
una joven madre, Katie, se la intenta sancionar por llegar tarde a su
cita. Joven sin recursos y en paro, que tiene que irse a Newcastle desde
Londres para poder tener una vivienda, bastante lamentable, y dejar de
vivir en un cuarto.
A partir de ese
momento, se establece una relación de complicidad entre las dos víctimas
del sistema y del procedimiento de asistencia social. Un fallo en el
procedimiento de comunicación del resultado de la evaluación provoca que
Daniel quede en precario y que sabiendo la resolución, no puede apelar,
puesto que, habiendo recibido la segunda notificación, no puede hasta
que reciba la primera.
Loach no anda
con miramientos a la hora de mostrar lo duro que puede ser vivir sin
ingresos y sin la posibilidad de trabajar. Muestra con crudeza el
sacrificio de la gente sencilla, como muestra la escena en la que Daniel
acompaña a Katie a un banco de alimentos y como, mientras va recogiendo
cosas, Katie abre una lata de conservas y comienza a comer
desesperadamente, ya que ha sacrificado su comida para sus dos hijos. La
crudeza de la escena es total, es un puñetazo directo a la boca del
estómago del espectador.
La crítica a las incongruencias de la asistencia social es total. Daniel tiene que ir tramitando la ayuda para desempleados en paralelo, hasta que tenga la respuesta oficial sobre la incapacidad. Para esto ha de buscar activamente trabajo, aunque no está en condiciones. El absurdo llega cuando recibe una llamada en la que le ofrecen trabajo, pero tiene que rechazarlo por su enfermedad.
Por otra parte critica la incapacidad del sistema para ofrecer empleos a la gente, obligando a tener que buscar alternativas al margen de la legalidad: un vecino de Daniel se dedica a la reventa de calzado de marca que viene desde China y Katie se ve abocada a hacer de prostituta, ante la imposibilidad de encontrar trabajo limpiando. Ambos buscan esta vía por desesperación (Katie no puede comprar ni unas zapatillas a su hija) o por hartazgo (el vecino, trabajos temporales, a horas o menos, a precios ridículos).
Loach también le da lo suyo a internet, bueno, a que todo se tenga que gestionar por internet sin tener en cuenta a aquella población, la gente mayor y de oficios manuales, que no tienen un mínimo de conocimiento tecnológicos, la primera vez que Daniel coge un ratón es muy ilustrativa, exagerada, pero ilustrativa.
Es una película muy realista, tanto en interpretaciones como en ambientación. Los actores están muy bien, incluso todo el elenco de secundarios. Como todas las películas, esta también tiene un pero, el desenlace, bueno, la parte que liga el desarrollo de la historia con el desenlace de esta, desde el momento en que Daniel descubre que Katie se prostituye hasta la vista por la reclamación de su subsidio. Son dos brochazos, dos secuencias rápidas que no muestran como ha habido la reconciliación que se plasma en el final de la película.
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